domingo, 2 de noviembre de 2014

Mieditis

Hace unos días en un programa de televisión el profesor Gay de Liébana daba la clave de eso que pudiéramos incluir como marca españa (con minúsculas). Sobre Nicolás Gómez Iglesias decía algo así como: "tienes un chico con muy buenas notas, muy estudioso, probablemente le costará ascender; tienes un caradura como el tal Nicolás y mira, como la espuma" (no es literal, fue más elegante el profesor). A ver quién no coincide con el dictamen, a ver quién no tiene un conocido que es un jeta, que se metió constructor, que dejo unos cuantos pufos, que bajó la persiana y que ahora dice que todo está podrido. A ver quién no conoce un concejal que se ha chapado la vida en oro, a ver quién no se olía que la vida en general iba a hacer PUM más pronto que tarde. 
Como mindundi que soy, leo la prensa matinal esperando destellos de luz y encuentro que huele a napalm y a pánico por la mañana a costa de Pablo Iglesias. Que se quitó un piercing dicen. Y se operó la reina. Y me da lo mismo. Soy tan republicana como abomino del bipartidismo de facto ¿a quién le molesta que esto se mueva? ¿Quién es tu enemigo? El de tu propio oficio, dice el adagio. Preferimos un Nicolás, nos ahorra papeleo, nos da líquido para unos cubatas que antes se empezaban a tomar los jueves por la tarde. Aquellos padres de familia que conocían a uno que me lo va a poner fácil, aquellos intermediarios de lo público, aquellos ventajistas, están muy quietos, formando su propio círculo que bien pudiera llamarse "viéndolas venir". En este local se jugaba, pero no todos jugábamos. Nos dicen que ante el muy previsible cambio perderemos credibilidad. Quizá adoptemos una nueva identidad, también puede ser. Me meto a pitonisa esta mañana y auguro que para el que no tiene nada, la vida será mejor ¿Saben por qué? Porque al menos verá caer a esos que pensaban que iban a estar toda la vida. Ellos y los suyos que son precisamente esos a los que les faltan ojos para anticipar la llegada de todos los apocalipsis propuestos. Que no, que no se han enterado. Que no es ira, esto es hambre y sed de justicia. Pues eso, que seremos hartos. O al menos lo intentaremos. 

8 comentarios:

  1. Mi opinión es que esto por fin estallará de una forma u otra. Ya se notan nerviosismo de los de siempre (me refiero al ataque al local de Podemos en el Escorial)
    Esto ya se ve venir. Atacan los más rancios los de siempre, ven peligrar sus suculento sustento de nuestros dineros. Quizá mi comentario esté impregnado de insomnio.

    ResponderEliminar
  2. Las noticias que aparecen dándole el 1º puesto en intención de voto a PODEMOS, efleja el hartazgo de tanto Nicolasillo, Granadillo, Ratillo... y cía. Nos han considerado "tontos", pero si en alguna ocasión lo hemos parecido, ya nos hemos cansado de ellos. #SiSePuede

    ResponderEliminar
  3. Por fin #SiSePuede.
    Los mindundis y los perroflautas tenemos poco q perder y mucho q ganar.
    Pero los vientres agradecidos, el dominio de los medios... Eso està en sus manos. Y eso sí q me da miedo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y a mí, pero a fuerza de estar escaldados lo detectaremos. Espero. Un saludo ;-)

      Eliminar
  4. En todo caso, los hay que tienen mucho que perder, y ¡por fin! no somos nosotros. ¿Miedo a la incertidumbre, a qué pasará REALMENTE y en TODO? Pues claro, cómo no. Pero ¿acaso no es mejor eso que quedarnos 'for ever' de espectadores-mindundis-estafados, con los inútiles-basura riéndose de nosotros desde lo alto de sus torres?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto, y lo digo yo, que tengo una suerte loca comparada con otra mucha gente. No me puedo imaginar lo que están pasando otros. Esos no tienen ningún miedo... Abrazos.

      Eliminar