domingo, 28 de septiembre de 2014

Seré breve

Seré breve, que es domingo y no es plan. 

El titular dice: "Hallan un fármaco contra la metástasis de colon y mama"
La noticia pueden leerla aquí

A final del artículo que les dedica el Ideal de Granada leo  : "...Y si tuvieran más financiación se adentrarían en la realización de estudios más específicos de seguridad que les permitieran, finalmente, poner en marcha un ensayo clínico, fase I en pacientes"

Hasta ahora los logros son en roedores.

Falta dinero para eso. No para pufos bancarios, futbolísticos, políticos. Y más que ustedes conocen y pueden añadir, no se corten.

Como si el cáncer no fuera a hacernos toc toc en la vida a cada uno de nosotros. Confía -parece ser- el que cierra el grifo con que le toque con un buen riñón para buscarse la vida -literal-. Así de crudo es. El talento se asfixia y con él, la esperanza de vida de los enfermos.

Ah, y como muestra un botón, me llega un llamamiento desesperado de una mujer valenciana con cáncer a la que se iba a tratar con Tdm1 y a la que se le va a aplicar otro tratamiento más tóxico, pero más barato, qué narices, que hay que levantar el país a base de austeridad. 

El Dr Balselga lo aplica en Nueva York con éxito. La marca España y la maleta (de madera, con ruedas). ¿Les suena?

Sublévense -de ánimo- aunque sea sólo un poco antes que les muerda el bicho, exijan que se acercan las elecciones y ya saben que ahora es cuando las almas se venden y se regalan. Perdónenme, pero esto duele.

Buen domingo.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Cosas que me sobran

A veces me pregunto cuánto necesitamos saber. Cuánto se nos ofrece de valor en lo que llamamos informaciones, cómo de lícita es la mitomanía cuando se refiere a barbaridades como la de Ciudad Lineal.
Con conocimiento de causa les advierto. No reconocerán a un pederasta después de haber visto varios especiales, varias reconstrucciones, varios espacios cuajados de truculencia. No podrán reconocer a un psicópata por la calle viendo un flash informativo en el que se aportan detalles como que un presunto criminal durmió como un tronco. No tiene remordimientos. Por eso hace lo que hace. Fin.

Para ver cosas feas están las redes sociales. Visiten -no me canso de repetirlo- el Blog de Marcelino Madrigal. Bloqueen gente. Penalicen  esos perfiles que fomentan la cosificación de las personas como objetos sexuales, rechacen cualquier forma de violencia, sean éticos en su manejo de la redes, filtren lo que ven sus hijos. Así sí que harán que el depredador que se agazapa detrás del teclado lo tenga más difícil. 

Me van a perdonar la pataleta, pero acabo de escuchar algo que no sé si podría digerir de ser la madre de una de las víctimas del pederasta recién atrapado. Y a mí no me he aportado nada, pero a velocidad supersónica en mi cabeza hay almacenado un dato que no me pertenece. Las víctimas, y más por ser menores tienen derecho a la intimidad, al honor... a la tranquilidad que puedan conseguir cuando consigan sanar todas las heridas, las visibles y las invisibles. 
Lo que no nos aporta nada valioso, no es información. Un detalle morboso ¿hará mi calle más segura? ¿Me convertirá en una educadora más eficiente? Me lo pregunto mientras escribo con una pena grande, porque esas familias -la de él, la de los niños- van a tener que aguantar que un desconocido les pregunte algo que les rascará el hígado, en riguroso directo. Y aún escucharemos desde el estudio como otras veces "gran reportaje, buen trabajo, compañero". 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Familia

Verdaderamente la izquierda es una extraña familia. En cualquiera de ellas hay primos, hermanos, padres, abuelos y cuñados. Los cuñados –sin malos rollos, mi cuñado sabe que le quiero mucho- son llamados también hermanos políticos, como sabrán. En la izquierda hay más o menos primos, más o menos hermanos. Muchos cuñados, cientos. Pero todos somos familia y –en mi caso- nos reconocemos como tal. Me estoy refiriendo al concepto de familia extensa que se usaba en la antropología cultural cuando yo leía esas cosas tan bonitas y tan inquietantes que escribía Carlos Castaneda. A falta de un buen chamán, hay quien parece tener una vía lejos del humo para ver el porvenir, y habla y habla sobre el futuro, lo que será será, en qué se convertirá cada cual, en qué convertirá el país de poder: visiones futuribles que no son reales, porque lo único real es el ahora. Le disculpamos. Es familia.
Quién se reconoce como familia y a quién reconocemos como amigo,  conocido, o saludado, -según el criterio de Pla- en esta cosa de las amalgamas preelectorales nos lleva de cráneo. Y nos queda a los que vamos con el romanticismo de pensar que llegará esa sociedad libre y justa la esperanza de que alguien se aplique eso que se canta como final de cada acto con el puño en alto. Lo que viene a ser una foto vinculante. Agrupémonos todos, dice la letra de la Internacional.  Si todo eso se dice de verdad no queda más que actuar. Por el frente antineocon, o como ustedes lo quieran llamar, al que se accede por la puerta grande (dependencia, desempleo, pobreza...) o por conciencia /empatía con los mártires de este nuevo compás que se marca con rigidez absoluta desde los mundos del poder.
Así que después de pronunciarme tan imprudentemente sobre el tema,  sólo me queda decir a los compañer@s que si no agitan ningún espantajo, llegan a un acuerdo honesto desde el único interés razonable, que es frenar el avance de este modo de ver la vida, aniquilador y egoísta, quizá, quizá, estemos más cerca de pertenecer verdaderamente a esa familia multicolor de las izquierdas.


Todo lo demás, decía el vate, es vicio y gula. He dicho.


jueves, 11 de septiembre de 2014

45.000

Los padres de Brenda Damaris González Solís esperan encontrar respuesta a la pregunta de quién está enterrada ahí donde le dijeron que estaba su hija, que desapareció de forma misteriosa y cuyo coche apareció con impactos de bala. Brenda Damaris era mexicana. En México hay muchos desaparecidos, también en Perú. Los están sacando poco a poco, y a veces, como hace una semana, en Lima, se hizo una exposición de ropas de cadáveres sacados de un enterramiento ilegal ¿les suena?
¿Y si en vez de llamarse Damaris fuera Juana, o Amparo? En las carreteras españolas aún hay gente enterrada ¿les parece normal? La ONU ha dado instrucciones a nuestro país para que se haga justicia por fin a las víctimas de la dictadura. La lista de agravios es tan extensa como la de víctimas que siguen ahí, bajo la tierra que pisan los excursionistas veraniegos, los turistas curiosos, los políticos de mirada trascendente.
La madre de Brenda Damaris quiere encontrarla y llevársela con ella, enterrarla, llorarla y si puede, averiguar toda la verdad. Aquí en España los familiares de los muertos que sólo ellos buscan, les han llorado, muchos conocen hasta las circunstancias que rodearon su muerte, pero no pueden sacarles como en una novela de Poe, con sus propias manos. Hace falta que haya una implicación material de las autoridades, medios técnicos, verdaderas ganas de afrontar este capítulo. Las exhumaciones requieren el compromiso de las autoridades. De Greiff, el hombre que pone voz a la ONU en este asunto, habla de 45.000 personas enterradas ilegalmente tras haber sido asesinadas, más de 2.300 fosas sin abrir, más de 30.000 niños robados.
Aplaudo el trabajo de los científicos que arañan la tierra cada día buscando la verdad y sigo sin comprender cómo elegimos como gestores a personas que intentan que no veamos la montaña de cadáveres repartida por toda la geografía. Se intenta de vez en cuando decir que eran bastantes menos; parece que minimizando la cifra será menos horrible. Nos proponen que hablemos de otra cosa, que hagamos como que no fueron importantes estas personas, porque como decía hace unas semanas un antropólogo especializado en desapariciones forzosas el criterio es decir que o algo habrán hecho, o que era un precio que había que pagar por la paz actual. Se recuerda en ese mismo informe de la ONU a España que no sirve la excusa de que el proceso necesario de sacar a los muertos en las cunetas abrirá heridas. Las heridas siguen abiertas, porque no hay paz para el que sabe que uno de los suyos aún está donde le tiraron unos pistoleros borrachos de poder...
Decían hoy en una tele que Ana Patricia Botín "rompió el luto" con un pañuelo rojo. Creía que lo de observar la indumentaria de las mujeres en los funerales era más propio de otros entornos. A poco que nos pongamos, sobre las palabras "rojo" y "luto" nos salen otros episodios nacionales; muertos insignes y recientes merecen en los medios una atención que no han pedido, pero como somos piadosos y agradecidos... Otros ni siquiera existen... Y aún saldrá algún protopolítico diciendo que somos un país moderno, avanzado, democrático. 
Sólo a ratos, si me permiten.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Secos de corazón

Comparto con ustedes, por si gustan, una buena noticia. En la India plantarán dos billones de árboles que limpiarán su atmósfera al mismo tiempo que esta actividad generará empleo para aproximadamente 300.000 hombres. La noticia es buena, pero aún es mejor porque estos árboles se plantarán a lo largo de las carreteras. 
Las carreteras con árboles existieron, doy fe. También los bancales con frutales que invadían la tierra del vecino y eran fuente de pleitos singulares. Podaron  las ramas porque molestaban, cotaron las raíces porque trastornaban -así me lo contaron- las tuberías de riego. Como si el agua cuando entraba en contacto con la raigambre se transformara en algo que generaba polémica (sic). El agua como sangre que riega la tierra discurre entre cementos limpísimos que llevan aguas sucísimas y no dejan ver las ranas que seguramente se murieron tras ingerir algún pesticida de esos que mata gusanitos que luego se comen los pájaros... Aquellos árboles que flanqueaban la carretera, aquellos plátanos de sombra -o sicamoros, que personalmente me encanta- dicen que fustigaban a los viajeros que iban en las bacas de los autobuses, desafiando la física. Aquellos plátanos estaban también en una avenida con un banco donde esperé durante muchas horas. En otro banco, al abrir unas partituras, me cayó una flor de jacarandá naranja y la atrapé como una planta carnívora. Anda prensada para siempre como una señal. Qué hermoso era aquel árbol. A su sombra, un maestro retirado del oficio y del mundo de los cuerdos, escuchaba su transistor y sonreía. Creo que él descubría sonidos desconocidos en el sisear de las hojas. Volvía a casa por un camino en el que un sauce metía sus ramas en el agua. Nada queda de aquellas aguas vivas, de aquellas hojas verdes. Llegó un día el progreso y dijo que quitaban tierra útil, que daban demasiada sombra y se quemaron en un par de cenas con amigos o se quemaron, sin más...
Algún día esos hombres de la India pasarán por las carreteras y sentirán el aire más fresco y la tierra más suya. Espero que no sucumban a aquel razonamiento tan extendido "es mejor que no haya árboles en las carreteras, por si hay un accidente". Es una opción no pisarle tanto,  no beber tanto, o no hacer tanto caso a según quién. Miro la buena noticia con pena y con envidia. Dicen que somos la zona habitada más seca del mundo, pero nos sobraban los árboles que traían la lluvia, que hacían que se respirase mejor...