lunes, 26 de enero de 2015

Once varas

Esta es una camisa de once varas que haré breve por respeto a los lectores. Ayer, mi admirado Gregorio Morán aterrizó en Página 2 de la segunda cadena de la televisión pública. Habló de su último libro "El cura y los mandarines", (Akal), y de esos libros que él consideraba capitales en el último siglo de la literatura española. Y si la historia se explica también a través de la literatura, me adhiero a parte de su selección, que es la mía. Estos cuatro libros siguen explicando la realidad mejor que cualquier diario:

1. La Regenta. Las Vetustas que hay a lo largo y ancho de la red nacional encierran aún estas historias de poder, de encarcelamiento de mujeres, presas de un patriarcado feroz, controladas hasta el último rincón del pensamiento por un adoctrinamiento religioso que las hace sufrir innecesariamente, que las culpabiliza y las menosprecia. Anas del mundo, uníos.

2. Tiempo de silencio. El dolor que nadie ve, la miseria, la marginalidad, la caída en los infiernos de gentes que no tienen más remedio que crecer y multiplicarse en esos infiernos que fueron construidos para ellos, y que cimientan prosperidades con las que ni se sueña. La imposibilidad de escapar...¿Les suena?

3. La Colmena. Como dice Pilar, beberemos absenta como los poetas... Esos poetas, soñadores, idealistas, sentados en el café, en tuiter, en donde haya una asamblea virtual o real,  ideas y sueños, aplastados a ratos por la legalidad vigente...

4. En la orilla. ¡Qué se puede decir de Chirbes! Es la mala conciencia, la que nos hace dar un paso atrás. Su obra es como una de esas fotos que se sacan en los barrios periféricos, con tal definición que la vida rebosa y nos llena sin remedio. La realidad nos acecha en las líneas, una tras otra. Sabemos que es así y no podemos más que rendirnos ante sus letras.

Y en este contexto gana Syriza y no sorprende el apoyo y el júbilo que nos despierta  la noticia a unos cuantos potentados. Y hay un congreso del Partido Popular donde no sé si hay alguien que haga suya la enjundia de estas cuatro obras. No me entiendan mal, no es soberbia, es una especie de comunión estética que todo plumilla busca y que encuentra en compañeros de filas que no suelen ser más que esos soñadores que bebían agua sobre las lápidas vueltas del revés, ahora portátiles, con el mismo frío en las manos y en los pies, con la cabeza en plena ebullición, todos con la misma pregunta ¿Y si fuera posible?

2 comentarios:

  1. Qué pequeña se hará la pecera para el pobre lenguado que busca pescar entre tiburones...

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  2. Magnífico artículo, Angélica. He oido tu música en algunos de tus vídeos y suena bien pero tu letra se ve y también suena cada vez mejor. ¡Felicitaciones!

    ...y además besos.

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