sábado, 13 de junio de 2015

Memoria

Tengo buena memoria: olvido pronto.
Recuerdo mucho, con precisión, momentos como el de esta tarde, cuando ha querido formarse un remolino en la calle y han llovido flores amarillas de un árbol que te las lleva al pecho como mariposas despistadas, mariposas de papel que crujen cuando se secan y vuelan cada vez más alto.
Estaban las jacarandás de color naranja sobre mí y una flor cayó sobre un libro abierto. Se quedó atrapada durante años y un día alguien tomó ese libro. Para cuando quise rescatar la flor ya había caído. Hubiera salido a buscarla por cualquier medio. La imaginé como una pajarillo moribundo que se deja tomar por un niño curioso, caminando por el dorso de la mano del chiquillo, que quiere que vuele y lo empuja hacia el cielo una y otra vez.
Mi flor y mi recuerdo están aquí, no sé por qué. Emergen con fuerza como las raíces del ficus que había al lado del árbol de flores naranjas, el árbol junto al que mi abuelo se sentaba a esperarme con la paciencia del que ha vivido mucho. Su memoria viajó lejos, siempre a lugares felices, trabajando, cuidando de su prole, admirando aquella naturaleza que vio aniquilarse de un día para otro.
La memoria a veces es como una de aquellas transparencias que había en las enciclopedias, donde un hombre se podía quedar en los huesos, pasando capa por capa. Ahí donde está ese edificio no había nada, te dices, habían sólo piteras, sólo una liebre que corría, sólo unos hombres cogiendo esparto. 
Allá donde están esos bungalows embargados había un huerto, alfombrado de agrio; íbamos a coger las naranjas, les arrancábamos la piel con los dedos, una piel gruesa y fofa que terminábamos comiendo también...
A veces la memoria desaparece en los que nos rodean. Se instala entonces en el corazón una sensación de vacío. Es una capa que ha quedado desnuda sin las que le precedían;  parece que todas las flores, todos los vientos y todas las mariposas están presentes y la buena memoria vuelve para recordar por otros, para revivir por todos lo que fuimos, que es lo que somos: la suma de las memorias y las desmemorias propias y ajenas, lo contado y lo vivido. 

Lo sentido.

La buena memoria asalta de vez en cuando y dan ganas de olvidar, si se pudiera...

3 comentarios:

  1. Los asaltos en las memorias a veces impensables, pero que acaban siendo muy sentidas.

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  2. Quisiéramos siempre el RECORDAR, momentos felices y no tan felices, pero momentos... Con los años esos recuerdos se van medio-borrando. Es la memoria que, aún sin quererlo, se va medio-alejando. Pero..de vez en cuando, ciertos acontecimientos, nos hacen recordar que LA MEMORIA existe, está ahí.
    Que sea por mucho tiempo.

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  3. Lo contado, lo vivido, lo sentido y también lo aprendido.

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