lunes, 26 de octubre de 2015

Carnadas envenenadas

Reconozco que a veces la lengua se ama sobre todas las cosas. No soy filóloga, quede eso claro, pero las letras me asaltan y yo, desfallezco. A veces las frases llegan a mi puerta y las dejo entrar sin llamar. Hoy misma me dejé llevar, claudiqué, ante una crónica de El Universal, que me dejó muerta de amor por sus tipos. Decía así: "Ven en Condesa perricida serial. Dueños de los canes siguen la pista de carnadas envenenadas; no creen que la muerte sea accidental"
Tiene mérito hacer un suceso así de elegante. Esperanza (Aguirre) -tan graciosa pero no eres buena- ha relegado un suceso mayúsculo (la guerra de Irak) al olvido. Imagino al redactor de la noticia anterior escribiendo: "Ven a Condesa cansada de recordar. Pacifistas e indignados siguen la pista de carnadas envenenadas; no creen que el olvido sea accidental".  El olvido de Irak no es accidental. Como las muertes que allí se produjeron. La guerra es un escenario donde se le da carta de naturaleza al homicidio, al asesinato. Los -malos- políticos la justifican, las empresas venden armas, excavadoras, mandan a sus guardaespaldas, a sus soldados, traen a sus muertos, les entierran con honor. Los políticos -malos- se hacen fotos en funerales...
Los funerales militares me sobrecogen, en realidad todos me impactan. La obscenidad de la muerte es difícil de olvidar, salvo que tengas mala memoria. Hay víctimas que piden memoria, una memoria objetiva. Hubo muertos sin vocación de serlo: se cruzaron en el camino de un soldado, de un hombre furioso, de un plan infalible. Esos muertos que no se recuerdan a veces quedan en las fotos de un reportero que también a veces muere. No muere porque sí el reportero, no se bombardea sin querer. Alguien quiso y recuerda. Alguien culpable queda para pagar por quitar la vida a los que no eligieron morir un día cualquiera. Créanme, aunque no interese, aunque no convenga, la pista de las carnadas envenenadas llevará a las familias hasta las pruebas de que la muerte en una guerra casi nunca es accidental. Da igual si la Condesa no lo recuerda.

4 comentarios:

  1. Me encanta esa prosa incontenible que frecuentas, sujeta a duras penas por una brevedad que revienta por las costuras.
    Lo de Esperanza Aguirre es una trampa semántica, otra más de una tramposa vocacional. Se refiere, supongo, a que España no participó directamente en las operaciones puras de invasión aunque sí en el refuerzo de retaguardia. Si comparamos su última afirmación trilera con las críticas a Zapatero por traer las tropas de Irak ¿Cómo puedes criticar a alguien por volver de donde nunca ha estado?
    Ha entrado en el peligroso bucle de creerse sus propios embustes y, de ahí a la habitación acolchada, hay un paso.
    Buen día, Angélica.

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    1. Buen día Fermín. La lideresa tiene costumbre de andar haciendo declaraciones con sus propias risas enlatadas y ya le saben de bien como si fueran naturales. Diría que más dura será la caída, pero la experiencia nos dice que es de la naturaleza del corcho y flota, flota, flota... aunque sea a la deriva. Gracias por pasarte ;-)

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    1. Y tú mi gemelo bloguero. Hace tiempo que empezamos juntos en esto... ya estaba Esperanza Aguirre entre nosotros... Un abrazo <8>

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