miércoles, 11 de noviembre de 2015

Por la espalda

A menudo la vida parece que bebe del western: esta tierra es mía, este río es mío, los que estén conmigo que me sigan, muerte al forastero, aquí la ley soy yo...
Hoy también. En Elche, dice la prensa que un hombre (eso dicen, aunque lo dudo) ha disparado  a su exmujer. En Johnny Guitar (1954), Viena, una mujer libre, se ve encañonada por más de un hombre muy hombre que sigue borreguilmente las consignas de una mujer, Emma Small, que es, ante todo,  puritana (léase, según la definición de Henry Louis Mencken : "El atormentante miedo de que alguien, en algún lugar, sea feliz"). Vienna luchaba incansable. Era feliz cuanto podía, librando una batalla contra todo, contra todos, también contra ella misma, pero sobre todo, por ella misma. La libertad y sus peajes, nos dice con los ojos encendidos Mercedes McCambridge: ¿estás dispuesta a pagar?
Hay en el western un lugar especial para el que dispara por la espalda, que es un instrumento del que antes de que echara mano al arma ha estado haciendo fermentar en su mente ideas que terminan en el gatillo: ¿vas a dejar que te haga eso?, ¿Vas a consentir que se salga con la suya? El cochino traidor, el instigador, el cizañero  es alguien que no dudará en apoyar que se dipare por la espalda, pero que no se dejará ahorcar por otro, porque disparar por la espalda no está bien visto ni entre forajidos.
Los espectadores  pasivos también son un elemento definitivo para ser tiroteado: hace falta un público sumiso que correrá a esconderse tras las carretas hasta que todo pase para después poner cara de espanto, aunque en honor a la verdad, antes y ahora, la heroicidad se paga carísima, basta recordar al chico McBain de Hasta que llegó su hora (1968). Su delito: existir ante la mirada glacial de Henry Fonda. A menudo pasa en casos de  violencia de género lo que tan bien explica Ángel Gonález-Santos en su libro "Más allá del Oeste" explicando el personaje de Sam Boone (Ride Lonesome,1959): "la libertad es la supresión del otro concebido como obstáculo". 
Hasta que la reacción del entorno cercano al maltratador, al posmachista, no sea desactivarle totalmente a nivel social, estamos perdidos. En temas como el acoso escolar revisamos nuestros protocolos y la experiencia del programa KIVA es alentadora. Tanto en un problema como en otro hasta hace muy poco la víctima era la que causaba y debía resolver de forma personal el problema, y ambos eran asuntos que se trataban desde la vergüenza y desde la privacidad mal entendida. 
Sobre la venganza hay decenas de películas que nos muestran la destrucción de la ética personal. Con Sergio Leone el cine y la realidad se igualaron en fealdad y crudeza. El fantasma de Rufus Hannassey nos sobrevuela, y es una idea que me asusta, porque él no hubiera dejado que su hijo disparara a alguien desarmado.

7 comentarios:

  1. Muy bien dicho y explicado, para que todo el mundo lo entienda. Pero por desgracias alguna célula en la mente del ¿hombre? sigue fallando.

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    1. Hoy otra, Javier, en Sevilla. Si esto no es una emergencia...

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  2. 43 en lo que va de año, si fuesen policías estaríamos en estado de excepción... #TodoMal

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    1. Más o menos, pero absolutamente movilizados, seguro... Gracias por pasarte ;-)

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  3. 43 en lo que va de año, si fuesen policías estaríamos en estado de excepción... #TodoMal

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