jueves, 19 de mayo de 2016

En el cine (Ivanhoe)

Cuando a Wamba le quitan los grilletes y pasa, según sus palabras "de Wamba el esclavo a Wamba el escudero", una sensación de desasosiego se apodera de él, pues su padre murió con una anilla al cuello y él no recordaba haber estado sin ella. La gratitud del escudero de Willfrido de Ivanhoe es tal, que es entonces cuando quizá es más esclavo que nunca.
La servidumbre adquiere formas cotidianas. Hay que ganar se cada día el puesto de trabajo, nos dice el más empresario de todos. El único trabajo fijo, en verdad, es el de esclavo, pues aun cuando nos hayan vendido, como un peral, tendremos nuestro destino histórico ligado al de nuestro benefactor, que es el que no nos mata. Así que la esclavitud no es mala en cuanto que tranquiliza, tengámoslo en cuenta ahora que vienen los comicios. La servidumbre, es pues, el destino natural del que se siente esclavo, según las normas que puso el señor. Es algo chocante: sin siervos no hay señor y al revés. Esta historia es una de esas que certifican la magia del cine. Ahora que tenemos en los cines "Trumbo", según la bio de Bruce Cook, sabemos más de lo que es la servidumbre y la esclavitud. Y de esa manera extraña de vaporizar el miedo que tienen los hombres de estado para proteger al (su) estado de las revoluciones que llegan puntualmente cada siglo. Uno de los protagonistas de "Ivanhoe", Robert Taylor, fue un macarthista convencido, un anticomunista furibundo. En esta cinta de capa y espada está hecho un hombre de honor, en un rol en el que está convincente. Le aventaja -a nivel interpretativo, y como era de esperar- George Sanders, que en otra vida observó en primera fila el prodigio de Dorian Gray, con todo lo que ello lleva consigo. La apariencia plácida y perfecta de un caballero joven a veces oculta una fealdad espiritual que asustaría al más curtido de los caballeros. 
Vean "Trumbo", acérquense al personaje. Lean sobre el macarthismo y admitan que decir que vienen los comunistas está muy antiguo. Casi como estas justas medievales en las que ganan los buenos, componiendo una historia de Inglaterra tan de cartón piedra como esas historias de España que nos han contado.

3 comentarios:

  1. Me viene Espartaco a la cabeza y la excelente explicación de la película en la tesis.

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    1. No te deja indiferente nada que saliera de su pluma, debería estar teniendo más repercusión. Los macarthistas, supongo... Gracias por pasarte ;-)

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