jueves, 16 de junio de 2016

Puteando con deportividad

Es normal putear al nuevo. En lenguaje coloquial, putear es "hacérselas pasar putas" a alguien, o dicho de otra forma, hacerle aguantar lo que en circunstancias normales no aguantaría. Putear es reafirmar la jerarquía. Está asumido que si puteas, has llegado  arriba, o por lo menos, estás de alguna manera por encima de alguien.

Es normal que en el colegio se putee a alguien. Son cosas de críos. Que se haga valer. En cuanto se defienda esto se acaba. Es que no se hace con nadie, es que es raro. El #puteador es reconocido como un líder, o un macarra o un hortera, pero eso da igual. El puteado  algo habrá hecho para estar como está, porque los otros sí tiene amigos y él no. A los demás sí los invitan a los eventos. El puteado se ha ganado a pulso estar solo. Porque es muy raro, como la mayor parte de su familia.
(A estas alturas convendrán conmigo que todo lo que tiene que ver con la palabra puta tiene una connotación negativa, salvo para el proxeneta y el cliente, claro.)

Es normal irse de putas como remate a la despedida de soltero. El que entra a un burdel, aunque no esté con ninguna chica, puede contar a los demás que les clavaron porque sólo fueron a mirar, pero que había una que sí y otra que no, o que eran rusas o brasileñas, o que se les veía contentas, porque si no, cómo iban a estar "tan sueltas" (sic). Es una ceremonia de iniciación, un paso a la vida adulta, una suerte de toga virilis que se luce con orgullo entre los iguales sin que nadie les escupa en la cara por ello, o al menos no en público.

El caso Torbe deja al descubierto nuestras vergüenzas. La teoría del caso aislado se ha instalado en nuestra cabeza y nos remite a un estado acrítico en el que si ocurre lo que se ha declarado por las testigos no es cosa nuestra. Me recuerda mucho a eso que todavía pervive en muchas cabezas: aunque te mate a palos puede ser buen padre. Por la misma regla de tres, si es un putero puede ser buena persona. La violencia contra las mujeres se apoya en razonamientos de este tipo. Si un hombre piensa que puede mercadear con el cuerpo de una mujer, si los demás le compramos el argumento, si a ese putero le vemos como alguien a quien querríamos como vecino, esto nunca se va a acabar. 
No puedo quitarme de la cabeza un testimonio de una mujer que fue prostituta y se dirigía al aforo que la escuchaba horrorizada: si es bueno, si es una ocupación como otra, si no tiene nada malo, ¿por qué no les dicen a sus hijas que se dediquen a esto?

La respuesta la sabemos todos. En los próximos días escucharemos sobre los jugadores cuyos nombres han saltado a la palestra que son hombres jóvenes, que a ellas les va la marcha, que se les ofrecen por medrar...
Qué difícil tiene que ser tener un hijo pequeño en el fútbol base y tenerle que explicar algo así, qué difícil debe ser hacer de padre responsable y poner ese tipo de éxito como meta. 
Qué difícil y qué tóxico.

6 comentarios:

  1. A mi hijo le expliqué que los jugadores de fútbol, deporte al que se dedica en cuerpo y alma, son personas como los demás y no son héroes ni mucho menos. Tienen mucho dinero (algunos) y por eso mismo adquieren todo tipo de vicios. No, no son un ejemplo para mi hijo, y él está de acuerdo en eso.

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    1. Bien por ti. Me horroriza ver el mimetismo en los peinados, la justificación de todo. Bien por ti, será un adulto educado en valores. Un saludo ;-)

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  2. Gracias a tí, por supuesto, nos haces ver a través de la niebla (y hay mucha niebla)

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  3. "Toga virilis", con tu permiso me lo apropio. Para mi estas dos palabras resumen perfectamente el jugoso escrito que como es tu costumbre, das en la diana de la, casi siempre, estupidez humana.

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    1. Hay tradiciones que nos llevan al abismo. Gracias por leerme ;-)

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