viernes, 15 de julio de 2016

A kiss for all the world

Soñaba con ir a Niza un día de estos. Ya saben, Francia rica, Francia hastiada de niña bien, Seberg luciendo un pixie maravilloso.
Niza ya no lo es, es el lugar de horror. Otro más como tantos. El horror tiene itinerarios públicos y privados, a los que se llega muchas veces de forma involuntaria. A veces se sale del horror empujado por una fuerza que es invisible como una onda expansiva, se llega a un lugar extraño, se sigue viviendo.
Hoy es día de grandes discursos. De grandes frases. De sentencias. Tenemos hasta titulares para elegir. Seremos duros, seremos fríos, seremos implacables.
Hoy es el día en el que en uno de esos campos de refugiados que hay en Alemania, en Hamburgo, un cuarteto de cantantes (Ainhoa Arteta, María José Montiel, Albert Monserrat y Aris Argiris) bajo la dirección de Íñigo Pirfano con la Sinfónica de Hamburgo interpretarán la 9ª sinfonía de Beethoven. Mientras les escribo escucho Maskerade, un vals maravilloso de Aram Khachaturian, armenio de Tiflis, con todo lo que eso supone,  que vivió el principio de un siglo XX que aún nos causa pavor. Lo ilustran unas imágenes de Guerra y Paz. En ellas, las mujeres van vestidas con lo que se llamó talle Josefina (Bonaparte). 
Y entonces emergen las guerras napoleónicas, que tan bien conoció Beethoven, que marcaron su forma de ver esa Europa que le reivindica con su música. Ojalá seamos algún día merecedores de ella y de los versos de Schiller, que romperán el inciso de la orquesta en la voz de Argiris en palabras del propio Beethoven: O Freunde, nicht diese Töne!
Les dejo una grabación histórica, la de esta misma sinfonía dirigida por Leonard Bernstein, para conmemorar la Europa soñada tras la caída del muro de Berlín.
Sucumban a la poesía y a esos grandes valores enciclopedistas que ayer reivindicábamos antes del atentado. Intenten recordar a Fouché y a Robespierre, pero no como nos habían contado.





2 comentarios:

  1. No creo q sea ya Niza, ni Paris, ni Madrid. No creo siquiera que sea Alepo, Bagdad, Gaza. Creo que se trata ya de nuestra propia alma, de nuestro sentimiento como seres humanos. Se trata de que no nos arrebaten lo que nos distingue de las bestias y eso, justo eso es lo que estamos perdiendo como la sangre de las víctimas, a borbotones.

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