lunes, 10 de mayo de 2021

Preguntas, preguntas

A veces tienes un alumno curioso. Hay alumnos que hurgan con las preguntas. Llegan donde no llega nadie, sin avisar, con esos ojos enormes que tienen los niños pequeños. Seño. ¿La escuela era antes mejor o peor que ahora? Conoce uno a las familias, normalmente. Eso es, además de orientativo, hipocrático. Nada de los que sepas divulgarás y todo te servirá para entender el caso al que te enfrentas.
Empiezo por lo de siempre. No soy seño, soy una señora que resuelve dudas por las tardes. Pues esa es mi duda, recalca con una cierta impertinencia.
Le miro. Lleva unas gafas buenas. Buenas zapatillas, buena ropa, buena piel. Tiene sus necesidades cubiertas. A sus padres les preocupa su futuro. Hablan de él conscientemente : les importa su felicidad. Quieren que sea un hombre solvente a nivel afectivo, competente a nivel profesional. Ya saben, las expectativas de los padres. No quiere ser cantante ni delantero, y eso es una gran suerte. El que haya dado clase lo sabe. Un aspirante a famosuelo es como una gran losa de granito que repite sin descanso, ¿y esto pa qué me va a servir? ¿Y esto?
Recuerdo compañeros de primaria que eran disléxicos, que tenían serias dificultades, compañeros con familias disfuncionales o directamente destruidas. Recuerdo niños abofeteados y sancionados con páginas y páginas de castigos. Niños con mote, niños acosados y machacados (¡presente!), niños que no aprendieron a leer de forma eficaz, ni a escribir sin faltas de ortografía. Niños que nunca más abrieron un libro, estos fueron la mayoría. Niños que tuvieron niños.

Seño, contesta.

Le cuento al chaval que tiene suerte, lo primero por sus padres, lo segundo, por el sistema. Porque tiene compañeros que van a refuerzo, y hay refuerzo. Porque hay compañeros con problemas, y hay orientador. Porque han desaparecido los tutores que fuman, los que escarmientan, y cada vez quedan menos de los que piensan que ya han estudiado todo lo que tenían que estudiar. Porque la escuela es amable con el alumno, comprensiva y diversa. Y llegados a este punto me salgo de las actividades pendientes. Le cuento que esto tiene que ver con la democracia, con la igualdad y con la idea de que los niños tienen derechos, y que uno de ellos, importantísimo, es el de tener educación. Que a un niño con dificultades antes no se le atendía debidamente, y no da crédito. Tiene un amigo que va al logopeda.
Lo que ya no le he dicho es que su amigo también tiene suerte, porque hoy hay quien no puede pagar un logopeda, y sus padres están trabajando estupendamente con él. Otro día.

Ahora es mejor, mucho mejor. Pero aún puede ser mejor. Y claro, me pregunta cómo. 

Con más maestros, con menos alumnos por maestro, con especialistas...  Hemos terminado lo pendiente, ha hecho las tareas. Ha sido una buena tarde.

Todos los alumnos te enseñan algo. Este me dice que no me relaje, que hay quien quiere volver a la regla y al catecismo. Aquellas aulas frustrantes con niños que nunca encajaron no pueden tener lugar en la sociedad que andamos construyendo. Eso pasa por analizar los vientos que llegan para liquidar un sistema que funciona y que puede mejorar siempre que se invierta con honestidad en lo que importa al alumnado. Ni a los partidos, ni a esos grupos de presión que van sumamente despistados, viajando en un tiempo que no por pasado fue mejor, sino que es directamente inventado. Leo sobre El mundo de la antigüedad tardía: es una gran noticia esta segunda juventud del clásico que nos recuerda que en lo que aprendemos hay claves para interpretar (bien o mal) el mundo que nos rodea. Se va el chico y envidio ese momento en el que va a descubrir que hay mucho más allá de lo que ahora ve. Si todo va como debe, la curiosidad se apoderará de él y ya no podrá parar. El que lo ha visto sabe cómo les brillan los ojillos. Y todo merece la pena.