domingo, 30 de enero de 2022

Francisco Florido, in memoriam.

 

A Paco le daba mucha risa cuando le explicaba lo que era un aliado. Paco tenía ochenta y muchos cuando hablábamos de que el mundo cambiaba. Él, siempre relativizando y huyendo de cualquier coartada intelectual, decía que ni más ni menos que en otras épocas, y me ponía multitud de ejemplos sobre cosas vividas y ocurridas. Siempre lograba convencerme. ¿Niña, pero por qué un aliado? Porque, aunque no lo creas, tu discurso es revolucionario con las mujeres. Siempre recordaré a una compañera embarazadísima terminando Grado Superior y su actitud, empática y facilitadora en todo momento.  Risas:  pues tengo los huesos para hacer la revolución. Niña: ¿te acuerdas cuando tocabas el Príncipe Igor y no sonaba nada ruso? Una bolchevique como tú, decía con ese humor tan suyo, con ese respeto tan tan grande.

Sería muy larga una relación de sus logros, imposibles para muchos, enormes en su tiempo. Puedo poner, sin embargo, el acento, en aquello que entendí como capital desde las primeras horas compartidas. Esto no es solo tocar, me decía. Si vas a ser profesora vas a tener que formarte como tal. Esto es saber estética, historia, cultivarse, leer mucho, aprender y aprender cada día. No se trataba sólo tocar y tocar mucho y hacer miles de ejercicios que yo repetí con disciplina castrense durante aquellos años, sino encontrar sentido a las cosas, saber esperar, tener temple y pensar que era posible. No lo hagas por reconocimiento, me decía: educar es ir a misiones y querer lo que se hace. Me puso un reto que creí inalcanzable: Jean Français. Y gracias a él, lo logré.

Para nosotros quedan las conversaciones, el cariño. Para cuantos le trataron, la educación exquisita, la caballerosidad, la amabilidad, la empatía. Sus lugares felices: la música, sobre todas las cosas, la familia, Málaga, Madrid, el ejército, sus compañeros de colegio, esa juventud esforzada de la que conocí algún esbozo. Su enseñanza: no dejar las cosas para mañana, luchar, luchar, luchar. Como en el título de esa película que adoraba, Mañana será tarde.

Descanse en paz, Francisco Florido.  Profesor. Amigo.

4 comentarios:

  1. Cuanta necesidad de tener buenos profesores...Sin duda alguna...

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    1. Un buen profesor encauza tu vida. La mía, por ejemplo.
      Abrazo enorme

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  2. La gente buena siempre se queda con nosotros, se han hecho un merecido hueco en el corazón.

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