miércoles, 6 de enero de 2016

Sumario

La última vez que fui a Granada subía a la estación de esquí. Allí la gente estaba como yo, pasando la mopa por el nevero, porque era verano. En invierno, con el ambientazo esquiador debe ser diferente. Habrá gente con pulseras de todo incluído. Esa gente siempre me intriga. Todo incluído. Jamás he tenido todo incluído, debe ser alucinante.
-Niño, pide lo que quieras.
-Niño, come lo que quieras...
La gente boyante con equipación deportiva que va a las estaciones de esquí  -que hartazgo de comunistas, siempre en contra de los ricos- se queja en la tele de la falta de nieve. Poca hay, dice una señora, pero tiene cara de estar pasándoselo de lujo, sin pensar si hoy repite garbanzos, si toca otra vez macarrones. Sé que la mujer del telediario no tiene la culpa de estar en la gloriosa clase media, de esquiar con los niños, de llevarles a la playa en el verano. La mujer está donde está como en una especie de elemento fijo del guión, que ahonda en la queja: demasiado frío, demasiado poco frío, demasiada lluvia, demasiada poca lluvia, un viento que te vuelas, una nieve polvo dura que yo no he visto en la vida, y menos con la pulserita puesta.
Los niños de los reyes están hechos pimpollos, con sus caras de alegría, con sus alas de hada y su perrito de estirar con una cuerda. Algunos tendrán hasta un sable láser de coña, que hay que estar a la última. Para enseñarlo al vecino y que se joda, con perdón, que también entronca mucho con el espíritu de la navidad. Para que todos sepan que si pudiéramos esquiaríamos, pero que este año nos viene mal. 
La nieve cae en las fronteras. Los niños sin reyes de las fronteras (sin reyes, sin pulserita, sin madre que explica cosas a la cámara, porque sólo tiene el impulso de huir, por si no hay mañana), esos niños, digo, no tienen ni esos calcetines de  minions que han sido furor en el mercadillo este sábado pasado, Dios salve al mercadillo, en el que se venden pandoras falsas y calcetines de nieve. Cuántos calcetines faltan, cuántos. Cuántos vasos de leche y galletas de las que comen ahora los camellos. Los camellos dicen que ya no irán en los desfiles, y yo me alegro. Los camellos a veces en las cabalgatas escupen y tiran mordiscos a los reyes de coña, que corren con todos sus briales para salvaguardar el pellejo. El pellejo es importante. A veces se pierde en la frontera por falta de calcetines, por falta de pulserita y sobre todo por falta de vergüenza de los hacedores de los estados que creen firmemente en la ley de los vasos comunicantes: si ellos entran, tendré que salir yo. Esta ley también se aplica en variados razonamientos pedestres: las reinas magas y el sueño de los niños, la izquierda y la nacionalización de ese utilitario que aún arranca... El miedo a perder la pulserita que no llevamos, a  que haga más frío de la cuenta nos atormenta mucho. El miedo a ir a esquiar y que no haya nieve. 
-¿Y el miedo a no tener qué comer?
Ese miedo es innombrable, así que para solaparlo, salta de improviso una señora a la que le ha tocado la lotería. Está pletórica porque entra de lleno en el club de la estación de esquí. Y del crucero.
Es lo suyo: tal día como hoy hay que comprar lotería y botar en pantalla. Hubo unas mujeres muertas, pero eso es de relleno, para otro bloque... sácame otro plano de esa abuela llorosa, que dice que va a tapar agujeros...

4 comentarios:

  1. Eso del "todo incluido" es una patraña para nuevos ricos, tesoreros de partido venidos a menos y socialdemócratas de salón. Si de verdad fuera interesante, los ricos de verdad llevarían, no una pulsera, un brazalete (siempre ha habido clases) pero no, ellos con comprarse el hotel, el barco, la isla o el paquete completo se dan por satisfechos. Yo, hasta que no haya una pulserita de esas que me permita esquiar en un crucero por el Índico, entre callos con garbanzos y tortilla con pimientos (que es lo que de verdad les pide el cuerpo a los ricos), no entraré en ese círculo infernal. Además, no están maduras...

    Por cierto, estupenda bofetada de realidad la que has escrito. Besos.

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    1. Gracias Fermín. Me apunto a la tortilla con pimientos -para todos- como arma de estado. Sobra tontería y miseria. Falta muchísima vergüenza. Pero somos europeos y tenemos las mejores concertinas del planeta, por si acaso...
      Salud!

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  2. Ante todo SaludS. ¿Que tal si nos tomamos la vida con un poco más de seriedad y sobre todo de empatía? No os perdono que seamos tan malos y estropeemos la gran noche de de reyes ¿de qué reyes?
    ¿De esos que me dice alguien que son unos impostores?
    Por favor solo pido que los que pueden no miren lo que está sucediendo desde mucho antes del invento de los reyes de las religiones, ¡ay las religiones! todos esos inventos para no encarar la vida real, la auténtica, la que ningún político toca ni de coña, como no sea la de ver en que sillón se sienta en el circulo caotico de esta democracia.
    Perdonanrme pero no estoy para estas historias habiendo, sin ir más lejos gente que esa noche tan 'especial' siga durmiendo en la fría y espantosa calle, mientras los demás estamos acurrucados en una comoda cama bien calentita.
    Lo siento pero os he hecho la puñeta con tanta ilusión esparcidad por todos los grandes almacenes que sus dueños están seguramente sufriendo los rigores de una noche con mucha resaca. pobricos ellos.

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    1. Hace un instante una señora me decía que no veía conveniente que los niños jugaran tan poco tiempo con los juguetes. Pedía más vacaciones escolares. Le he propuesto que al año que viene se los de en nochebuena y me ha contestado muy seria que "si somos católicos eso no puede ser". Como diría mi amiga Clara "si creen que la educación es cara, prueben con la ignorancia". A estas alturas. Javier, a estas alturas...

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