lunes, 24 de abril de 2017

Mohínes

Desde que el gendarme de Casablanca se escandalizó por aquello de que se jugaba en el local de Rick, esa pose con cara de pasmo se ha asentado en la vida pública con una naturalidad pasmosa. Dijo el presidente del Eurogrupo, Dijsselbloem, alemán para más señas, que los países del sur se gastaron el dinero en copas y en mujeres. Eso fue lo que nos llegó, aunque lo que dijo viene a ser algo así: “En la crisis del euro, los países del euro del Norte han mostrado su solidaridad con los países en crisis. Como socialdemócrata considero la solidaridad extremadamente importante. Pero quien la exige también tiene obligaciones. Yo no puedo gastarme todo mi dinero en licor y mujeres y a continuación pedir ayuda”. Cuánta falta nos hace Chirbes. Le imagino escribiendo dos páginas de infarto. Cómo se atreven a decir semejante barbaridad, dicen ofendidísimos nuestros representantes, que lo nuestro es solamente lo de las cajas de ahorros, de las autopistas y de los aeropuertos, pero nada de putear y tomar copas gratis, nada de pulirse lo público en lo propio, nada de volquetes, nada de diversiones black. La doctrina oficial dice que todo cuanto se hizo fue distraer dineros para comer paella, o llevar a los amigos al asador sentenciando con aquello del "Ché, que aquesta la pague jo"
Me parece alucinante la hipocresía, cuando dicen que son machistas esas palabras. No más que el mercado laboral, la universidad, la televisión, la vida, en general. Estamos en un país asolado por la violencia de género. Un país donde un expresidente metió un bolígrafo en el canalillo de una periodista no está para dar lecciones. Porque al expresidente no le pasó nada por eso, al contrario: se le rieron las gracias muchas veces, estas y otras igualmente edificantes.
Me digo si este exabrupto  de  Dijsselbloem -que no lo fue- no será una evocación de aquello de la ética protestante y el espíritu del capitalismo, abominando en sus palabras de situaciones cotidianas como las que adornan los sumarios judiciales, con juergas y derroches varios, con tramas económicas basadas en la corrupción, por las que pocos han pagado devolviendo lo sisado, entrando en prisión y mucho menos entonando ese mea culpa tan necesario para el pueblo que es trasteado diariamente por estos especímenes. No entiendo el sofoco sin la reflexión posterior y la poda profunda y sanadora en partidos y círculos de poder. El presidente,-saliente en favor de de Guindos, y ahí hay otra carta jugándose- llama en mi opinión la atención de la ciudadanía sobre la delicadeza con la que hemos tratado a nuestros delincuentes de cuello blanco, causantes directos de nuestra caída a los infiernos económicos. Pero algo se ha hecho: cualquier crisis social derivada de nuestra miseria moral y económica se ha convertido en un problema de orden público y tratado en consecuencia.
Nada más que siento vergüenza de que el sistema se perpetúe. Hay que tener unas tragaderas inmensas para defender que aquí no se jugó a eso que dice el presidente. Aguirre llora por el esplendor en la hierba ( el de de William Wordsworth "(...)Aunque nada pueda hacer volver la hora del esplendor en la hierba (...)") mientras sigue desfilando gente de casa bien por el juzgado en calidad de sorprendidos. Se atentó contra el ascetismo que se entiende debe guiar al sistema; ascetismo que no debe confundirse con austeridad. La austeridad ha consistido en que unos no coman y otros beban mucho. Como cosacos. Pero para las portadas, el cierre de filas con mohín incluído en un principio, para seguir con expresiones inmortales como "esa persona de la que usted me habla", acuñadas en su  momento por alguien que ya está llamado a declarar para decir verdad de lo que conoce. Me enerva ver cómo el debate jugosísimo de si somos o no Gomorra, se queda en un insulto light de duelo a primera sangre.  Desconozco si Rajoy irá a declarar a paso ligero o por plasma, pero pase lo que pase y tras unas horas de intensa actividad informativa, me temo que cada uno a su casa. El que tenga, claro.

2 comentarios:

  1. Esta vez, lo siento muchísimo Angélica, pero no puedo por menos de decir lo que acabo de escribir en abierto en facebook:
    "Buenos días, buena gente.
    Suma y sigue.
    Esto que estamos viendo, oyendo y leyendo solo es la punta del iceberg de una inmundicia que sigue inundando nuestras vidas. Nos queda soportar escuchar que un vaso es un vaso, un plato es un plato y cosas filosóficas parecidas ¿hasta cuando?"
    ¡Qué gran artículo has escrito!

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