jueves, 3 de marzo de 2016

La verdadera corrupción interior

En el día de ayer escuchamos hablar y hablar, citar y citar para dar lustre a los discursos. No iba a ser menos yo. Les dejo un capítulo de un libro inmenso de mi admirado Manuel Chaves Nogales. El texto se llama "La verdadera corrupción interior" y pertenece a la obra "La agonía de Francia". Ustedes mismos.


"En Francia, o mejor dicho, en París, existe tradicionalmente una inclinación un poco morbosa a buscar en la concusión y el soborno la única motivación de las defecciones políticas. He oído decir al director de un diario parisiense que Francia estaba vendida y a merced de sus enemigos a partir de la campaña antisancionista que se hizo en la prensa y los medios políticos de París por el procedimiento del soborno puro y simple. Mussolini compró entonces por cuarenta millones de francos distribuidos hábilmente entre unos cuantos políticos y periodistas a los cuarenta millones de ciudadanos franceses que Pétain y Laval le han librado ahora atados de pies y manos.
Sin conceder a la venalidad de los políticos y la prensa todo el poder maléfico que el vulgo le atribuye, sin aceptar que los franceses hayan sido vendidos a franco la pieza y sin hacer coro a la propaganda hitleriana que tan hábilmente ha sabido explotar en daño de las democracias esta morbosa delectación que el ciudadano francés experimenta cuando llena de lodo a sus hombres políticos y les acusa, con razón o sin ella, de traidores y vendidos, hay que conceder a la corrupción de la política francesa toda la parte que electivamente le ha correspondido en la catástrofe del país. En realidad, los regímenes totalitarios no marcan una superioridad sobre las democracias más que cuando éstas se hallan interiormente podridas. Frente a una democracia que conserva sus virtudes cívicas la inferioridad y la impotencia de los regímenes totalitarios siguen siendo incuestionables. Ante la democracia británica el totalitarismo germánico no ha podido todavía apuntarse ningún tanto a su favor ni podrá conseguirlo mientras no se produzcan en ella los mismos fenómenos de descomposición social y política que se han producido en la democracia francesa.
La propaganda totalitaria se hace a base del sofisma de que, puesto que hay democracias podridas, la podredumbre es inherente al régimen democrático.
Pero ocurre que, aun en el caso de Francia, donde el régimen se halla en plena descomposición, no han sido los elementos democráticos auténticos los que han podido ser acusados de la corrupción que ha provocado la catástrofe nacional, sino precisamente los elementos antidemocráticos de la nación. El affaire Stawisky puso al descubierto todas las lacras del régimen. Topaze revela una lamentable realidad interior. Todo ello, sin embargo, no hubiese provocado el derrumbamiento del Estado, y tal vez hubiese sido corregido e incluso aprovechado ejemplarmente de no haber sido por la corrupción profunda e irremisible de los enemigos de la democracia, quienes llevados tanto por su afán de lucro personal como por su obsesión ideológica se vendieron al enemigo exterior. El soborno por Alemania de destacadas figuras de la intelectualidad que habían renegado del liberalismo, la captación por el nazismo de importantes núcleos de antiguos combatientes sugestionados por el caporalismo y las turbias maniobras de agentes nazis como el famoso Abetz en los medios mundanos hostiles al régimen, no quieren decir que fuese la democracia la que estaba vendiendo a la nación, sino que era precisamente la Francia antidemocrática la que llevaba su putrefacción hasta el extremo de venderse al enemigo por el importe de los derechos de autor de unas problemáticas ediciones alemanas, por unos viajes gratuitos, unos halagos torpes y unas promesas de lucro basadas en la esperanza de la explotación sin límites del proletariado francés bajo la benévola protección de las potencias totalitarias. Cuando Henri de Kérillis tenía que morderse los labios porque no podía decir que un mariscal de Francia, el glorioso vencedor de Verdún, actuaba como si estuviese vendido al enemigo, no era la corrupción de la democracia la que estaba patente, sino precisamente la de todo lo que en Francia era hostil a los ideales democráticos."

2 comentarios:

  1. Por si a alguien se le olvidó lo que es un sofisma: Razón o argumento falso con apariencia de verdad.
    Muy oportuno.

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