miércoles, 22 de junio de 2016

Ofelia y Coppola

"A las 11 horas apareció la cabeza y a lo largo del día también otras siete partes del cuerpo"
En el río Zadorra.
Era Margarita, 60 años. La mataron en Vitoria.
Se me ocurren cosas feas, medievales, porque tengo la suficiente memoria para que esa frase se me haya grabado a fuego. Todos no somos iguales, por eso, tal vez en los debates electorales no hubo tiempo para que los candidatos hablasen de mujeres asesinadas con la entrega que muestran en otros temas. Sólo hubo tiempo para cabezas de lista. Encabezar el cambio, la regeneración, la estabilidad, la sonrisa, el saber estar, el sentido común, la limpieza en las listas, la suciedad en las finanzas, el mal gusto en los vídeos, la astracanada televisiva. El minuto de oro, de plata y de bronce, el premio de consolación, el diploma con flor natural.
Nuestros candidatos hombres no sé si duermen bien. Soñé a Margarita y a su cabeza. Un sueño feo y angustioso, de esos que te secan la garganta, de esos que te poseen durante parte del día cuando ya estás consciente. Tal vez haya algo freudiano y así será seguramente, porque no tuve la desgracia de encontrarla yo, para que su imagen se pegara a mi inconsciente, ni soy ese familiar al que le ha cambiado la vida para siempre, el que llorará su falta. 
Me invade una cólera sorda que no me gusta, porque dicen que apareció muerta, como si fuera una Ofelia prerrafaelita, como si estuviera blanquísima y serena, con un ramillete de flores en la mano. 
Malditos asesinos, malditos hombres que nos ignoran.
Cuando desperté del todo, con la amargura de la visión horrible, me dije que tal vez los hombres de estado reaccionarían más rápido si una cabeza de caballo apareciese al lado de ellos en la cama. Coppola es grandioso retratando la miseria humana. Sabe que a veces es más importante el tono que las palabras, por eso el día de hoy parece una secuela de "La conversación" (Coppola, 1974), donde vemos a un Gene Hackman espléndido escuchando y grabando lo que parecen obviedades para un hombre poderoso. Los hombres y sus conversaciones, que ocultan conflictos morales, y donde la mujer es un asunto menor... O no. Si no la han visto, deberían. Salvo que sean paranoicos, en cuyo caso, ni siquiera lean la prensa. El control que garantiza los intereses elevados a veces no resiste un análisis lógico. 
No les dio tiempo a hablar de las mujeres muertas. El tono, según lo rodó Coppola, deja desnudas las palabras.

4 comentarios:

  1. No les da tiempo a lo verdaderamente importante, solo les da tiempo a las obviedades esas que son tan obscenas como qué sillón quieres tu y cual me quedo yo y santas pascuas. Estoy modo #GRRRRRRRRR

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  2. Excelente artículo, más para meditar que par comentr. Gracias

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