Voy
a envolverme en una bandera blanca. Para que nadie se sienta ofendido. Bandera
blanca por la claudicación, causa que desde hoy mismo abrazo. Voy a claudicar
serenamente. Voy a dejar de pensar en todo aquello que enardece a las masas,
voy a dejar que cale como la lluvia en mi la más absoluta indiferencia hacia los
que peroran sin descanso. Ondeará mi bandera blanca como una sábana en una azotea, en un hospital, en una cuna.
Una
bandera blanca por la abolición del interés que alguna vez haya sentido por los
que agitan otras. Ya no os veo, no os oigo, no tenéis nada que decirme.
Vuestras banderas ofenden, crispan, excluyen. Abdico de vosotros con un retal
de tela blanca, mi toga de senador romano, mi toca de monja improvisada.
Me
envuelvo y abdico solemnemente. No sois nada mío. Lo mío es lo que ha quedado
debajo en todas las escaletas, en las menciones escritas. Lo ignorado, lo
silenciado, lo maldito. Eso que da miedo y pena. Eso que acojona a diario. Lo
que nadie quiere en su barrio o en su vida. La normalidad de muchas gentes.
Muchas, muchas. Cientos, miles, millones tapados con sábanas blancas,
despistando el insomnio de la mala vida, soñando retazos de deseos. Mis compañeros
invisibles -sin trabajo, sin techo, sin
paro, sin leche, sin bandera que los cobije- van de cara al invierno, tiempo
litúrgico de la alegría y los regalos caros. Sean convincentes con
nosotros. Nos estamos yendo de las filas
de los que escuchan, hartos de tanto poliéster de colores. Hastiados ya de catecismos,
retahílas, anécdotas y cuchicheos. Somos
una legión en son de paz, envueltos en una bandera blanca. Pedimos la paz desde
la derrota que da ser pobre sin matices. Pedimos lo que no tenemos, para cuando
dejen de estar ocupados apuntando ofensas. Nunca los agravios alimentaron tanto
a unos cuantos.
(Pedimos
paz con pan, es de justicia. Pan con dignidad, indispensable. Pan y libros,
innegociable. )
Ondeo
mi bandera blanca. Me rindo ante su inacción que no es la mía. Abjuro de esa fe
que no comparto. Son ustedes muy poco eficaces, ya les digo, ondeadores de
banderas, cobradores de dietas, fabricantes de leyendas.
Qué
lejos andan de la vida.
Muy lejos
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