sábado, 17 de abril de 2021

Plan de jubilación

 

La comisión judicial encontró a Beatriz en el sillón, con la tele puesta.  Enfrente de aquel cuerpo macilento una gamba tigre se contoneaba en la pantalla, apenas rozando con las patas el fondo de un océano multicolor, levantando pequeños remolinos de arena.

-Si no dejas de pagar la luz, nunca estarás solo.

El aire era denso: polvo, hongos, calle.  Las ventanas estaban abiertas. La vida se había paseado por su comedor durante los últimos cinco años. En esos años yo me había graduado con un vestido prestado, había subido y bajado varias veces, había encontrado un hombre bueno, pensaba en tener un hijo. Beatriz se momificaba mientras  mi vida iba a velocidad punta hacia este día mismo. Hubo años en los que Beatriz fue también alguien que buscó el amor, el éxito y la alegría. Las fotos dicen que tuvo una familia hermosa, que fue como cualquiera de nosotros.

Parece dormida, tapada con una manta dulce, casi de niño. Tiene los pies en un escabel, rodeada de cojines. Se puso cómoda. Por su pantalla han pasado pumas y leones, ñus, cocodrilos y medusas.  Ahora mismo un pulpo protege a su prole haciendo de cebo para los depredadores. Tal vez ella lo hizo en su momento. Se respira paz en esta casa. Es bonita, con ese anacronismo del que no tira casi nada, con ese querer retener el tiempo a través de las cosas. Alguien me hace un gesto para que me acerque y lee una nota escrita con letra primorosa.

              “No me queda nadie, ni dinero, ni ganas: eso es lo principal. Este es mi plan de jubilación. Mi marido no compartiría mi decisión, pero ya no está aquí para convencerme. Si existe ese cielo del que hablaba, no puedo perder un instante. Me gustó nuestra vida, tanto, que no puedo tener nada peor que eso.

Encontrarán una caja vacía de F*********.  Estará en mi pelo y en mi sangre.

Perdonen la puesta en escena, no he sabido hacerlo mejor.

Beatriz”

 

Huele a eucalipto y a cocina. Es la hora de comer para los vivos.

 

Envuelta en un sudario, baja en andas la escalera. Los porteadores salvan las barandillas digiriendo la decisión de la mujer.

-Mi plan de jubilación es morir en prisión, que te quede claro.

 

 

 

 

 

 

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