Ayer, en un clima de absoluta irracionalidad, en el pico de
una escalada prebélica, se me ocurrió hacer mi compra semanal. Iba como
cualquier viernes, pero no quedaba apenas nada. Obviaré los empujones, la mala
educación, el acaparamiento. A veces merecemos el meteorito ese que nos tienen
prometido.
Se me vino a la mente la gente que compra al día. Hay quien
de eso no se entera en su vida, pero a veces a muchas personas, durante toda su
vida, les llega el dinero justo para un par de días. Esas personas, en días
como ayer, no tenían opciones. Porque para que alguien se lleve todo el pollo
del planeta a otro alguien le toca no comer. Me canso de escuchar que estas
crisis sacan lo mejor de nosotros. No lo sé. Seguramente será así. Seguramente
haya sectores en los servicios públicos que estén dándolo todo. Seguramente hay
sectores que duermen a pierna suelta en estos días extraños mientras se cierran
comedores sociales o hay quien no tiene donde confinarse. Porque para eso hay
que tener casa. Y hay gente que no, como se lo cuento.
Las dos semanas que nos quedan, sin nada que arañar en ese mundo
de los trabajillos de subsistencia, en esa economía subterránea ahora también
recluída, muchas personas, miles, van a pasar hambre. Hambre de la posguerra,
de esa de hoy no cenamos, de esa de acostarse a dormir sin nada en el cuerpo.
Personas valientes, válidas, derrotadas. Invisibles, cansadas. Rotas.
Me gustaría, si esto sirve de algo, esto de escribir un sábado
de encierro, que alguien me dijera dónde pueden tocar, a qué puerta, los que
esta noche no tienen nada. Si hay un número, si una estructura, si un recurso,
ahora que no se puede pedir cita al trabajador social, ni hay nada abierto, ni
se presume que llegue la normalidad en unos días. Me gustaría que alguien
empezara diciendo que en Alicante esto, en Valencia lo otro, en Barcelona lo
mismo, y así, en una especie de cadena sin fin. Me encomiendo a Frank Capra y
les digo que además de libros y aburrimiento, además de tedio y fotos con las
mascotas, hay un mundo ahí, esperando la humanidad que tenemos empleada en
otras cosas. Cuéntenme dónde pueden ir, o díganlo bien alto, hasta que llegue a
todas partes el mensaje. Salvando a otro nos salvamos nosotros. No puede haber
nada más importante.
O nos salvamos todos unidos, o no nos salvamos.
ResponderEliminarTú siempre en mi equipo. Cuídate mucho ❤
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