lunes, 1 de julio de 2013

Crisis

Termina "Cartas a Julieta" y Franco Nero y Vanessa Redgrave se reencuentran en una vejez atractiva, serena, deseable. Siempre me llama la atención ver cómo -salvo en el segmento de aquello que tiene que ver con la salud- las personas más mayores no son todo lo protagonistas en nuestras vidas que debieran, ni modelos, ni interlocutores buscados, y cada vez menos, narradores de historias. Ojalá llegásemos a viejos, me digo, ojalá envejezcamos al lado de nuestro amor. La frialdad con la que se pueda despreciar la importancia de los afectos de los abuelos corre pareja a la ignorancia que tenemos de su historia. Y debiéramos enmendar eso. Cada una de sus vivencias, cada gesto, ha guiado su trayectoria hacia nosotros. Estamos tan divinamente instalados en nuestra mediana edad que para qué molestarnos en otras conocer otras vidas. Craso error. Nos sorprendemos cuanto más les conocemos, por lo similares de nuestros sentimientos, por la riqueza que tienen escondida en cada una de sus arrugas.
Echo de menos la visibilización de esas arrugas, de esos gestos de cariño de las parejas de ancianos que siguen amándose, con menos estrés que los jóvenes  pero con más conciencia del valor de cada momento compartido. Y verles de la mano, y abrazarse, hacerse esos cariños que se han considerado ridículos o fuera de lugar. Sería un buen principio. La juventud que todo lo arrolla parece tener la exclusividad de la efusión, de la pasión, de la picardía. 
Ver a la pareja del film me reconforta; deseo verme mayor, muy mayor y amante. Cosas del insomnio que me hace pensar en cómo Mingote lo dibujaba "¿Crisis? ¿Qué crisis?"...  Cualquiera de sus ancianos había protagonizado unas cuantas vacas flacas, pero ahí están en un banco del parque. Y no tomando el sol, solamente, sino disfrutando del otro. Mírenles con otra cara. Todos fueron tan arrolladores como nosotros creemos que somos, ¿seremos nosotros tan solventes como ellos?¿Cómo nos imaginamos dentro veinte, de treinta años?