jueves, 4 de agosto de 2016

El tiempo

El tiempo es una mentira, las magnitudes no sirven para medirlo. Hubo unos años en la vida que pasaron muy despacio, esos años confusos que parecía que no acabarían nunca, con el cuerpo rebelándose, las ideas absolutas, las alegrías sin fin. Esos años pasaron con pereza, y los meses duraron el doble, y los veranos se quedaron pegados a la retina para siempre. 
En esos años extraños ya te quise.
Después llegaron otros años, esos años eran voraces. Me devoraron por dentro, me secaron el corazón. Me llevaron a unos y me alejaron de otros. Pendularmente. Violentamente. Todas las ideas absolutas, todas las alegrías infinitas se multiplicaron en hijos, en árboles, en gatos que me acariciaban con la cola mientras mis piernas temblaban porque estaba nerviosa. 
Venías. Ibas. Llegabas. Esperaba. Olvidaba.
Ahora han llegado unos años en los que el tiempo se ha vuelto elástico. Hay horas vertiginosas en las que llego a sentirme joven. Hay horas en las que no avanzo, congelada en un instante en el que noto cómo crujen mis caderas, cómo se me rompe el alma otra vez. Otra vez. Pero también viajo por el aire ¿no es extraño? Vuelo, floto y fluyo, camino sobre las nubes, me deslizo como una rapaz en una capa de aire cálido que acaricia la piel que se marchita.
Sólo el tiempo vuelve al reloj cuando como ahora camino por la arena y el agua acompasa mi corazón cansado. Las olas van y vienen, la arena se mete entre mis dedos. Puedo ver cómo los cangrejos se esconden, cómo las tellinas se clavan poco a poco en el suelo. 
Un sabueso viene y pega su nariz a mi pierna. Dejadle que me huela. Dejad que recuerde mi olor para que forme parte de otra memoria. Dejad que me de amor sin saber que fui, que estuve, que no me atreví, que no llamé. Llevadme en volandas -¡peso tan poco!- hasta aquella silla despiadada que quiere que tenga recta esta espalda torcida. Dejad al perrillo conmigo. Él dilata el tiempo y lo vuelve otra vez espeso, me lleva a la confusión de hace mucho con lo que sé ahora. Miradle, levantando la nariz húmeda, buscando unas notas que se esfuman. Me voy yo con esas notas, eso es cierto, y el tiempo se va volviendo de pronto, más mecánico, más exacto. Implacable.

2 comentarios:

  1. Solo el tiempo te permite poder volar por entre las nubes, sintiendo la suave caricia de una brisa marinera.

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