lunes, 19 de enero de 2015

Chascarrillos (haciendo amigos)

Tengo las bilis libres y cualquier cosa las convoca. Mis bilis son libertarias y van en beneficio del organismo alertándome de cualquier peligro, cosa que ha pasado hoy mismo al encender las noticias. Las noticias que no son tales, porque si te fijas un poco o madrugas ves una y otra vez lo mismo, narrado de la misma manera, con idéntica inflexión de voz. Así que como por cosas de la edad cada vez duermo menos he tenido a bien ver varias veces -más por accidente que otra cosa- a los dos jóvenes y amados líderes midiéndose las cuernas: uno se perdió, el otro es mentiroso. Del anécdota sacamos unas risas fieles y así se pasa el mitin tan ricamente. Si como yo ( y  una señora estupenda que conozco) no tengo ni dios, ni patria, ni secretario general, entro en esa ya mentada efervescencia biliar y a la cabeza me viene un término muy de Joaquín Reyes: "viejoven". Ha sido uno de esos momentos de decepción profunda, ya tuve ocasión de escuchar en su día a Alfonso Guerra, que era la monda, al menos para los de su partido. Entonces tampoco era yo felipista y me entraba un desasosiego importante al ver que en lugar de hablar de cómo se iba a poder salir de ese 99% en el cual sigo, y concretamente de la famélica legión, la intervención era un festival de la risa a costa de lo que fuere. Pablo Iglesias y Pedro Sánchez hoy me han dado una buena ración de política tradicional. Supongo que habrá sido tan hilarante para sus seguidores como cabreante para los contrarios. En esta pre campaña sólo me ha dejado de piedra el grito de la mujer griega, que declara que Syriza es su opción para salir del austericidio. Lo demás, me dirán que es para desengrasar, pero cuando hay una tragedia griega (o española), poca risa cabe. La desesperación es de humor negro y ese, salvo en la cabecera de la manifestación de París, no lo he visto.

1 comentario:

  1. El peor chascarrillo que se me antoja (a estas edades también tengo antojos) hilarante, es sin duda ver como se enzarzan unos y otros ¿derechas, izquierdas?, para caer en lo más barriobajero que conozco. Empiezo a pensar que tanta lucha de nuestros mayores no sirvió para nada, y eso, de verdad si me duele, y mucho.
    Un abrazo Angélica, un poco triste, eso sí.

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