domingo, 11 de enero de 2015

Dándole vueltas, dándole, dándole...

Sigo, sí, dándole vueltas.
En estos días he visto musulmanes en las redes que han dicho que están en contra de los sucesos de París, se les exige tácitamente una postura pública que es igual de válida que la mía como atea. Y han salido los líderes del mundo libre diciendo que están en contra de las matanzas. Y los ciudadanos nos hemos subido a esa ola, que es una buena ola, empática y sentimental, pero muy concurrida. ¿Recuerdan aquellas chicas a las que se llevó Boko Haram? Cuando las chicas  -aquellas chicas que no fueron devueltas- fueron secuestradas vi que los que lo hicieron llevaban armas. Me pregunto quién las vende, quién las compra, con qué dinero, en qué bancos se deposita ese dinero, quién las fabrica, con qué materia prima, de dónde... y me faltan disculpas. Seguro que recuerdan algún telefilme en el que roban el arma al policía bueno y matan a una mujer hermosa con ella, o a un tendero chino. El hombre con conciencia se siente de alguna forma responsable y hay una tensión dramática ante la culpa. Aquí hay pancarta y y no hay contrición. Nadie vende las armas, nadie tiene un pasado colonial, represivo y claroscuro, casi negro. Nadie ha estado jugando al ajedrez con esas vidas convertidas en muerte que no se retransmiten en directo, ni movilizan a un ejército identificable: todos nos parecen iguales con nuestro prejuicio de raza y si no fuera porque nos van orientando con locuciones y subtítulos no dejan de ser esos pobres que están toda la vida en guerra. Me parece que de la manifestación de hoy, cualquiera de los dibujantes fallecidos de Charlie Hebdo haría una viñeta sangrante, irreverente, para que quedásemos desnudos ante el mundo los occidentales, los demócratas, los que hemos incluído en nuestro pib la prostitución, que estamos indignados ante la forma en la que algunos o muchos musulmanes tratan a sus mujeres, absolutamente salvaje, pero vemos normal que en los periódicos en los que se apostola se publiquen anuncios de contactos, que nuestras carreteras estén llenas de mujeres prisioneras de las mafias, que haya macroburdeles. La coherencia no nos sobra y yo, como el policía de la tele, me siento dolida y algo responsable. Un día cualquiera si no estos muertos, otros, fueron asesinados con armas de fabricación española. La nación reconoce a su presidente en una manifestación cuando aquí a los manifestantes ese mismo presidente les ha puesto sobre la cabeza la ley mordaza como la espada de Damocles. No andamos muy sobrados para dar lecciones de nada, cuando nuestras ciudades se desangran de miseria y las políticas sociales se escatiman, como se escatima la curación de los enfermos. Somos un gran país, dice el presidente.  Somos un país que sigue llamando moros a los hijos de los marroquíes, niños que ya nacieron aquí y crecen con los nuestros. Después todo nos sorprende y es culpa del fanatismo, que nadie sabe cómo crece y se alimenta. O al menos nadie que ocupe la cabecera de esa manifestación. Supongo que Sarkozy habrá ido también. Porque no quiero pensar que cualquier baja es un daño colateral en los planes de Spectra, que existe Spectra, que nos observa y nos maneja... eso sería demasiado hasta para mí.

1 comentario:

  1. ¿Sabes lo que más me molesta de este presidente del Gobierno de España?
    Su hipocresía, amén de ser un mentiroso y un genocida, dejando morir a su compatriotas y muchas más personas.
    Un abrazo Angélica

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