En el día de ayer escuchamos hablar y hablar, citar y citar para dar lustre a los discursos. No iba a ser menos yo. Les dejo un capítulo de un libro inmenso de mi admirado Manuel Chaves Nogales. El texto se llama "La verdadera corrupción interior" y pertenece a la obra "La agonía de Francia". Ustedes mismos.
"En
Francia, o mejor dicho, en París, existe tradicionalmente una inclinación un
poco morbosa a buscar en la concusión y el soborno la única motivación de las
defecciones políticas. He oído decir al director de un diario parisiense que
Francia estaba vendida y a merced de sus enemigos a partir de la campaña
antisancionista que se hizo en la prensa y los medios políticos de París por el
procedimiento del soborno puro y simple. Mussolini compró entonces por cuarenta
millones de francos distribuidos hábilmente entre unos cuantos políticos y
periodistas a los cuarenta millones de ciudadanos franceses que Pétain y Laval
le han librado ahora atados de pies y manos.
Sin
conceder a la venalidad de los políticos y la prensa todo el poder maléfico que
el vulgo le atribuye, sin aceptar que los franceses hayan sido vendidos a
franco la pieza y sin hacer coro a la propaganda hitleriana que tan hábilmente
ha sabido explotar en daño de las democracias esta morbosa delectación que el
ciudadano francés experimenta cuando llena de lodo a sus hombres políticos y
les acusa, con razón o sin ella, de traidores y vendidos, hay que conceder a la
corrupción de la política francesa toda la parte que electivamente le ha
correspondido en la catástrofe del país. En realidad, los regímenes
totalitarios no marcan una superioridad sobre las democracias más que cuando
éstas se hallan interiormente podridas. Frente a una democracia que conserva
sus virtudes cívicas la inferioridad y la impotencia de los regímenes
totalitarios siguen siendo incuestionables. Ante la democracia británica el
totalitarismo germánico no ha podido todavía apuntarse ningún tanto a su favor
ni podrá conseguirlo mientras no se produzcan en ella los mismos fenómenos de
descomposición social y política que se han producido en la democracia
francesa.
La
propaganda totalitaria se hace a base del sofisma de que, puesto que hay
democracias podridas, la podredumbre es inherente al régimen democrático.
Pero
ocurre que, aun en el caso de Francia, donde el régimen se halla en plena
descomposición, no han sido los elementos democráticos auténticos los que han
podido ser acusados de la corrupción que ha provocado la catástrofe nacional,
sino precisamente los elementos antidemocráticos de la nación. El affaire
Stawisky puso al descubierto todas las lacras del régimen. Topaze revela una
lamentable realidad interior. Todo ello, sin embargo, no hubiese provocado el
derrumbamiento del Estado, y tal vez hubiese sido corregido e incluso
aprovechado ejemplarmente de no haber sido por la corrupción profunda e
irremisible de los enemigos de la democracia, quienes llevados tanto por su
afán de lucro personal como por su obsesión ideológica se vendieron al enemigo
exterior. El soborno por Alemania de destacadas figuras de la intelectualidad
que habían renegado del liberalismo, la captación por el nazismo de importantes
núcleos de antiguos combatientes sugestionados por el caporalismo y las turbias
maniobras de agentes nazis como el famoso Abetz en los medios mundanos hostiles
al régimen, no quieren decir que fuese la democracia la que estaba vendiendo a
la nación, sino que era precisamente la Francia antidemocrática la que llevaba
su putrefacción hasta el extremo de venderse al enemigo por el importe de los
derechos de autor de unas problemáticas ediciones alemanas, por unos viajes
gratuitos, unos halagos torpes y unas promesas de lucro basadas en la esperanza
de la explotación sin límites del proletariado francés bajo la benévola
protección de las potencias totalitarias. Cuando Henri de Kérillis tenía que
morderse los labios porque no podía decir que un mariscal de Francia, el
glorioso vencedor de Verdún, actuaba como si estuviese vendido al enemigo, no
era la corrupción de la democracia la que estaba patente, sino precisamente la
de todo lo que en Francia era hostil a los ideales democráticos."
Por si a alguien se le olvidó lo que es un sofisma: Razón o argumento falso con apariencia de verdad.
ResponderEliminarMuy oportuno.
Es una brújula en estas aguas revueltas. Abrazos ;-)
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