Verdaderamente la
izquierda es una extraña familia. En cualquiera de ellas hay primos, hermanos,
padres, abuelos y cuñados. Los cuñados –sin malos rollos, mi cuñado sabe que le
quiero mucho- son llamados también hermanos políticos, como sabrán. En la
izquierda hay más o menos primos, más o menos hermanos. Muchos cuñados, cientos.
Pero todos somos familia y –en mi caso- nos reconocemos como tal. Me estoy
refiriendo al concepto de familia extensa que se usaba en la antropología
cultural cuando yo leía esas cosas tan bonitas y tan inquietantes que escribía
Carlos Castaneda. A falta de un buen chamán, hay quien parece tener una vía
lejos del humo para ver el porvenir, y habla y habla sobre el futuro, lo que
será será, en qué se convertirá cada cual, en qué convertirá el país de poder:
visiones futuribles que no son reales, porque lo único real es el ahora. Le
disculpamos. Es familia.
Quién se
reconoce como familia y a quién reconocemos como amigo, conocido, o saludado, -según el criterio de
Pla- en esta cosa de las amalgamas preelectorales nos lleva de cráneo. Y nos
queda a los que vamos con el romanticismo de pensar que llegará esa sociedad
libre y justa la esperanza de que alguien se aplique eso que se canta como
final de cada acto con el puño en alto. Lo que viene a ser una foto vinculante.
Agrupémonos todos, dice la letra de la Internacional. Si todo eso se dice de
verdad no queda más que actuar. Por el frente antineocon, o como ustedes lo
quieran llamar, al que se accede por la puerta grande (dependencia, desempleo,
pobreza...) o por conciencia /empatía con los mártires de este nuevo compás que
se marca con rigidez absoluta desde los mundos del poder.
Así que
después de pronunciarme tan imprudentemente sobre el tema, sólo me queda decir a los compañer@s que si no
agitan ningún espantajo, llegan a un acuerdo honesto desde el único interés
razonable, que es frenar el avance de este modo de ver la vida, aniquilador y
egoísta, quizá, quizá, estemos más cerca de pertenecer verdaderamente a esa
familia multicolor de las izquierdas.
Todo lo
demás, decía el vate, es vicio y gula. He dicho.
Amén.
ResponderEliminarAsí debería y deberíamos ser.
ResponderEliminarÚltimamente he estado pensando mucho en eso de una sociedad justa y libre y, sinceramente, no me pongo de acuerdo conmigo mismo. He llegado a la conclusión de que debo ser medio progre, medio liberal, medio capitalista, medio comunista.....en fín, una medianía...
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