jueves, 19 de febrero de 2015

Agua bendita

Dame perlitas que quiero morir. Morir de Hepatits C, porque soy de las del agua bendita a la fuerza, que ahorcan a los suicidas, que perdieron la casa porque andaban como otros celebrando con un volquete de púas. De púas, sí, señores, que yo he ido a la pública y ahí las personas no se meten en volquetes. En camiones se mete a los inmigrantes, como carga que sobra y se descarga donde el rey nuestro amigo ese que viaja a Suiza. A Suiza va mucha gente. Yo tengo una amiga en Suiza que lo ve todo de color azul. Su vida es azul como mi gato, un azul amable y cálido, no como el de la división azul, que fue a salvar no sé qué y se encontró con la nieve. La nieve a niveles bíblicos. Hablemos del frío pues, dijeron en los informativos y sacaron a un hombre del tiempo aterido porque así es más creíble, casi le matan por una ocurrencia, nada que ver con lo de Gilead, que no es una ocurrencia, es economía de mercado, oferta y demanda y agua bendita. Que corra el agua bendita, que corra sobre los Romanones que tienen de su parte  a la parte contratante de la primera parte. ¿Recuerdan la primera parte de cuando los discos duros? La segunda parte es más dura aún: se han volado con el aire, el aire a justicia, que traía unas notas de angostura para algunos cuellos blancos. Que las reformas (púas, volquetes) se hicieron en negro pero que aquí nadie sabía nada, en el país del mando intermedio. Pues nada, que todo se resolverá si cuando salgan de declarar el juez mantiene la imputación. Yo con Tomás, con Susana, con Gabilondo, con Pedro, con todo ser viviente. Y con Ricardo Costa que también ha aparecido impecable en la prensa por un asunto menor, una infografía sobre la trama Gürtel, naderías comparado con lo que hará Monedero cuando llegue al poder. Tengo conocidos que están valorando vender su piso de Torrevieja por si llega la colectivización. Y eso que hay internet. Imaginen lo que hubiera sido el austericidio con la ciudadanía desconectada. Qué vastísimo #trincaliner. No se pondría en él el sol, como si lo viera. Y aún así...

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