lunes, 18 de agosto de 2014

Eran ellos

A la mujer de Málaga supuestamente agredida sexualmente por cinco chicos, dos de ellos menores, sólo la resarce ya  la justicia. Dirán que algunos son menores, que algunos han colaborado, que todos habían bebido o que se habían drogado, que no lo recuerdan, que les empujaron, que les liaron, que no eran ellos cuando lo hicieron. Pero sí eran ellos y eso es lo peor. 
Hace años un chico muy pesado esgrimió ante mi negativa: "¡soy un hombre!"
Y la cosa no fue a más (tuve suerte) pero se fue convencido de que merecía por su condición hacer lo que quisiera. Supongo que tendrá hijos. Si son varones ¿los educará también en esa creencia? ¿y si son mujeres? Cuando lo cuento a otras mujeres me relatan episodios similares. Hemos convertido al agresor en un gili -es más digestivo- y le dejamos hacer su versión de la vida honrada en libertad. Hay muchísima diferencia entre alguien mal educado y un agresor, debemos prestar mucha atención a esto y dejarnos de paños calientes. Somos en verdad una sociedad de paños calientes y aguantamos atropellos de hombres -no todos jóvenes- a diario con una máxima: ya madurará. Algunos lo hicieron creyendo que somos cosas que se pueden coger y dejar, mirar fijamente, poner puntuación y comentar. Este año he visto a señoras vigilando a sus parejas por la playa. Pastoreándolos, directamente. Ellas los trataban como niños y ellos seguían con su jijí.  Épico.  Si las dunas hablaran...

La violencia sexual se cocina a fuego lento. Se piropea, se palmea, se da un pellizco, se mete mano. Es tan gracioso como el tradicional chiste de maricones y en esa línea va. Todo está permitido en la broma: habrá que poner en el BOE que si sólo te ríes tú, no es broma, es putada y posiblemente, delito.

Más casos prácticos. El reparto de roles, los tópicos y las mentiras cotidianas: las niñas piden permiso, los niños no. Las chicas y el pagafantas; las chicas y sus uniformes deportivos cortísimos. Los posados en bikini... Los chiquillos que ¡con doce años! cuentan batallitas sobre encuentros sexuales con compañeras de clase citando su nombre (mentira, vulneración de la privacidad, banalización de las relaciones)... Dejamos que todo esto cale como la lluvia sobre los que luego se hacen mayores. Y los padres les damos las llaves del coche, les dejamos salir por ahí. Cuando se produce algo así me embarga una sensación de fracaso, porque debería haberse detectado que iban a hacer algo semejante, porque estas cosas no ocurren en un día. Porque a muchos de ellos les educaron mujeres. Y sólo me sale esa palabra: educación. Qué triste que tengamos que hablar de estas cosas en mitad de un continuo baile de cifras sobre víctimas de violencia de género, que no para de sumar casos. Los asesinos de mujeres eran casi siempre buenos tíos, que te daban sal y perejil, y nadie veía nada, ni sabía nada. Parece que para cada desastre hay un mar de mentiras preparadas. La verdad es tan insoportable...


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Actualizando: se archiva la causa y como rectificar es de sabios donde ponía agredida pongo supuestamente agredida. Así debí escribirlo desde el principio. Algún día nos enteraremos de todo-todo.

Todo lo demás lo mantengo. Este es un país violento con las mujeres, el patriarcado da zarpazos cada día. Ahí están las cifras de las sentencias. 

4 comentarios:

  1. Me ha gustado muchísimo. Una matización a tu nota: Yo sigo manteniendo "agredida", "violada". Lo contrario no está demostrado. Una vagina y un ano desgarrado no es el resultado de un simple juego sexual.
    Saludos.

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    1. Como ha comentado gente más cauta que yo, leeremos el auto con atención. A mí también me pesa más el criterio del médico, pero pinta muy mal este asunto. Gracias por tu aportación. Un saludo ;-)))

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  2. Estaremos atentas, que esto no ha acabado, porque el trasfondo social-racial-cultural-misógino sigue ahí. Pero hará falta valor y constancia para investigar, por encima de las dificultades, de lo contrario se pasará página.

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    1. Esperemos que aunque tarde se aclare todo sin sombras. Gracias por pasarte.

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